&quot;La chispa del Cielo es dada a pocos - No debe ser obtenida por intrusi&oacute;n o por trabajo&quot;. <p style="text-align:justify">&quot;Aquellos que trabajan mucho no trabajan duro&quot;, observ&oacute; Henry David Thoreau en su meditaci&oacute;n presciente sobre el mito de la productividad y la medida del trabajo significativo un siglo antes del amanecer del culto a la adicci&oacute;n al trabajo, que nos sigue acosando con una aceleraci&oacute;n cada vez con mayor virulencia hasta nuestros d&iacute;as. <p style="text-align:justify">Una generaci&oacute;n antes, John Quincy Adams (11 de julio de 1767 - 23 de febrero de 1848) - otro hombre de genio introspectivo y sabidur&iacute;a poco com&uacute;n - cav&oacute; en el centro de la desconexi&oacute;n fundacional de la modernidad entre la eficiencia y la eficacia: nuestra tendencia a verter una tremenda energ&iacute;a en hacer las cosas, con poca reflexi&oacute;n sobre si esas son las cosas correctas que hacer en primer lugar. <p style="text-align:justify">Sus diarios, ahora publicados como John Quincy Adams: Diarios 1779-1821 ( biblioteca p&uacute;blica ), ofrecen un registro sumamente perspicaz de las reflexiones de un hombre extraordinario sobre su propia naturaleza, aureola con sabidur&iacute;a luminosa sobre los universales de la naturaleza humana. A trav&eacute;s de ellos, el sexto presidente de los Estados Unidos examina la paradoja de c&oacute;mo incluso el esfuerzo m&aacute;s laborioso puede fallar para lograr un resultado que vale la pena y por qu&eacute; la ambici&oacute;n desenfocada es una garant&iacute;a de frustraci&oacute;n en lugar de satisfacci&oacute;n.&nbsp; <p style="text-align:justify">Seguir leyendo&nbsp;